Una francofonía en pro de la paz, la democracia, los derechos y las libertades.
En este día, que reúne a los francófonos de todo el mundo en torno a valores comunes, el Comité sindical francófono de la educación y la formación (CSFEF) decidió hacer hincapié en la democracia y las libertades. En efecto, numerosas declaraciones y publicaciones de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) mencionan estos principios esenciales en la construcción del espacio francófono.
Así, en la 46ª reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el 22 de febrero, la secretaria general de la OIF, Louise Mushikiwabo, declaró: “La francofonía está muy comprometida con la promoción de los derechos y las libertades. Reafirmamos el mandato de la voluntad de los Estados miembros que adoptaron la Declaración de Bamako en noviembre de 2000”. Asimismo, añadió que, aunque se han realizado progresos, “debemos reconocer colectivamente que la lucha por los derechos humanos y las libertades fundamentales sigue siendo una cuestión muy apremiante actualmente”.
La OIF apoya a la sociedad civil a través de 84 organizaciones internacionales no gubernamentales y 43 ONG acreditadas, y la conferencia de organizaciones internacionales no gubernamentales cuenta con una comisión por la paz, la democracia y los derechos humanos, de la cual forma parte el CSFEF.
El CSFEF ha querido constatar sobre el terreno la situación en cuanto a la aplicación de todos estos principios suscritos por los Estados miembros de la OIF. Los testimonios de los sindicalistas y las sindicalistas de la educación y los activistas y las activistas de derechos humanos son edificantes.
En Yibuti, la lucha por la libertad de expresión, así como todos los derechos fundamentales, es permanente. Los poderes públicos no toleran ningún sindicato ni ninguna oposición. La Liga yibutiana de derechos humanos nos da ejemplos precisos y nos explica que cada día se producen detenciones arbitrarias y encarcelamientos por expresar una opinión que no comparte el Gobierno.
La situación en Haití es dramática. El Gobierno siembra el terror y apoya a bandas armadas que atacan específicamente a las organizaciones sindicales. Los oponentes al régimen o los simples ciudadanos y ciudadanas que se sospecha que apoyan a la oposición son atacados en sus casas y despojados de sus bienes. Se han organizado grandes manifestaciones populares para denunciar la corrupción que desvía el dinero público, en particular el destinado a la educación.
En la República Centroafricana, la mayoría del país no está bajo el control del Estado central. La rebelión prolifera frente a un régimen desgastado apoyado por potencias extranjeras, como Francia. La población no se beneficia en absoluto de la riqueza minera del país.
Aunque Senegal se considera un país estable, se reprimieron violentamente manifestaciones en las que se reclamaba una mayor democracia en el proceso electoral. Se detuvo a docentes en las escuelas y aulas porque se sospechaba que habían empujado a su alumnado a las calles. La sociedad civil reaccionó denunciando estas acusaciones falsas y pidió que se liberara a las personas encarceladas injustamente.
En Níger se han celebrado elecciones recientemente, pero las tensiones siguen al rojo vivo y ha habido secuestros y asesinatos por motivos étnicos. El presidente de la república tiene el respaldo de la comunidad internacional, mientras que la sociedad civil nigerina denuncia las detenciones arbitrarias y el encarcelamiento de dirigentes de la oposición.
La población de Chad se siente olvidada, aunque se han producido sucesos graves. Cientos de personas fueron detenidas durante el periodo electoral. Un candidato de la oposición fue detenido violentamente en su casa por la policía por “difamar a la mujer del presidente” y su madre fue asesinada. Como consecuencia, otras personas retiraron su candidatura a las elecciones presidenciales. Aunque la Constitución limita el número de mandatos a dos, el presidente actual quiere un sexto mandato, en detrimento de la población. El sistema escolar es deficiente porque el profesorado experimenta recortes salariales. El alumnado se va del país para estudiar en Camerún. Es un verdadero desperdicio.
Por desgracia, estos testimonios no son exhaustivos. Van acompañados de una solicitud urgente a la OIF y países influyentes, como Francia, para dejar de apoyar a los regímenes que no gozan de la confianza de su población.
El CSFEF exhorta a la OIF a trabajar con más tesón para, como describe en su documento sobre la democracia, “implantar los derechos y las libertades, promover la igualdad entre los hombres y las mujeres y proteger a los agentes de la democracia y los derechos humanos”. La OIF dispone de un instrumento, la Declaración de Bamako firmada en noviembre de 2000, que constituye un compromiso firme de los Estados. La OIF está en su derecho a intervenir ante cualquier violación grave de los principios democráticos y sobre todo debe apoyar y defender a los hombres y las mujeres que luchan en sus países por que se cumplan los compromisos democráticos.
Nuestros compañeros y compañeras intervinieron en francés, este bello idioma que nos une y nos permite compartir solidariamente nuestras dificultades y esperanzas más allá de las fronteras. Es un llamamiento a la solidaridad y la acción que hacemos en el Día Internacional de la Francofonía y esperamos que se le dé seguimiento.
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